20 de junio de 2020

Puse la mesa para seis, de Arseny Tarkovsky

Una versión mía de un poema de Arseny Tarkovsky, el padre del cineasta. Poema doblemente triste porque de él procede la cita que Tsvetáieva usó para su último poema, antes de suicidarse, en el que le reprocha su amor no correspondido: como traducen Monika Zgustova y Olvido García Valdés, "Nadie: ni un hermano, ni hijo, ni esposo / ni amigo; y un reproche, pese a todo: / tú -que pusiste la mesa para seis almas-, / ni siquiera me pusiste en un rincón".

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Puse la mesa para seis,
llena de cristal y de rosas.
Y entre mis invitados,
el Dolor y la Pena.


Conmigo está mi padre,
conmigo está mi hermano.
Una hora pasa. Finalmente
llaman a la puerta:

como hace doce años,
su mano siempre fría,
el murmullo de su seda,
azul y anticuada.

Y en la oscuridad canta el vino
y resuena el cristal:
"ay, cuánto te quisimos,
hace ya tantos años".

Mi padre me sonreirá,
mi hermano, servirá más vino.
Con su mano sin anillos en la mía,
la mujer me dirá:

"tengo los tacones llenos de barro,
mis trenzas se han desvanecido,
y nuestras voces ahora
llaman bajo la tierra".

(Arseny Tarkovsky)
(Versión de Andrés Catalán)


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