unas pocas palabras sobre el
cromoluminarismo
La luz del sol ralentiza a los europeos. Fijaos en toda esa gente
embelesada en Seurat. Fijaos en Monsieur, firmemente sentado. ¿A dónde se va un
europeo cuando está «absorto en sus pensamientos»? Seurat —aquel viejo
deslumbrante— ha pintado ese lugar. Queda del otro lado de la atención, a la
distancia de un largo y perezoso trayecto en barca. Se trata aquí más bien de
una tarde de domingo que de sábado. Seurat se ha encargado de dejarlo bien
claro gracias a un método especial. Ma méthode, lo llamó, ciertamente
malhumorado, cuando le preguntamos. Nos pilló escabulléndonos como adúlteros
entre las frescas sombras de color verde. El río abría y cerraba sus labios
pedregosos. El río apretaba a Seurat contra sus labios.
unas pocas palabras sobre por qué
a algunas personas les resultan apasionantes los trenes
Son los nombres Northland Sante Fe Nickle Plate Line Delta Jump
Dayliner Heartland Favourite Taj Express son las alargadas ventanas iluminadas
los asientos de felpa los coches para fumadores los coches cama las preguntas
sobre el anden la mujer francesa que me mira desde el otro extremo del pasillo
nunca se sabe las lucecitas que se encienden en el techo las zonas de
noctilucas el cauteloso a la par que descarado pasar de páginas por supuesto
que en casa me espera alguien fiel son los azules depósitos de trenes los
semáforos en rojo la barrita de chocolate sin abrir los curiosos calcetines
tobilleros arrugados acelerar hasta los 130 kilómetros a la hora los árboles
negros apiñados junto a los puentes que se quedan atrás con un estruendo las
gafas de cerca le dan un aire a Racine o Baudelaire je ne sais plus lequel que
le llenan la boca con sus sombras qui sait même qui sait.
unas pocas palabras sobre ovidio
Lo veo ahí en una noche parecida a esta pero fría, con la luna
volando por las negras calles. Cena y regresa a su habitación. La radio está en
el suelo. Su luminoso dial verde resuena suavemente. Se sienta a la mesa; las
personas exiliadas escriben un montón de cartas. Ahora Ovidio está llorando.
Todas las noches a estas horas se echa encima la tristeza como un manto y se
pone a escribir. En su tiempo libre se dedica a aprender por su cuenta el
idioma local (el gético) con la intención de componer un poema épico que nadie
leerá jamás.
unas pocas palabras sobre la
desfloración
Las acciones de la vida no son tantas. Entrar, avanzar, entrar en
secreto, cruzar el Puente de los Suspiros. Y cuando me deshonraste vi que el
deshonor es una acción. Sucedió en Venecia, provoca que las cuerdas vocales se
hinchen. Recorrí Venecia bramando, bajo y sobre los puentes, pero ya no
estabas. Más tarde ese mismo día llamé por teléfono a tu hermano. ¿Qué le pasa
a tu voz? dijo.
unas pocas palabras sobre lo
importante y lo trivial
Las cosas importantes son el viento, la maldad, un buen caballo de
combate, las preposiciones, el amor inextinguible, la manera en que los pueblos
eligen a su rey. Entre las cosas triviales está la tierra, los nombres de las
escuelas de filosofía, el estado de ánimo y no estar con ánimo, la hora exacta.
Hay más cosas importantes que cosas triviales en términos generales, aunque
haya más cosas triviales de las que he escrito aquí, pero resulta desalentador
ponerlas en una lista. Cuando pienso en ti leyendo esto no quiero que quedes
cautivada, separada de tu vida por una malla metálica revestida de cristal,
como una Electra cualquiera.
(Anne Carson, Short Talks)
(Traducción de Andrés Catalán)
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