Ámame, no como las soñadoras enfermeras
a mis pulmones derrotados, ni como el ciprés
en su vejez a la arcilla de la joven.
Ámame y quítate la máscara.
Ámame, no como las muchachas celestes
a sus amantes etéreos, ni como las sirenas
a sus amantes salados de los mares.
Ámame y quítate la máscara.
Ámame, no como la paloma alborotada
a las copas de los árboles, ni como la legión
de gaviotas al labio de las olas.
Ámame y quítate la máscara.
Ámame, como el topo ama a su negrura
y al asustadizo ciervo la tigresa:
que odio y temor sean tus dos amores.
Ámame y quítate la máscara.
(Trad. Andrés Catalán)