21 de agosto de 2024

'Dejadme sola con mi muerte', de Maria Luisa Spaziani

 

DEJADME SOLA CON MI MUERTE

 

                                               Testamento

 

Dejadme sola con mi muerte.

Tiene que decirme palabras en re menor

que no conocen vuestros diccionarios.

Palabras de amor que ni Petrarca conocía,

en las que el amor es un oro exquisito

no apto para brazaletes de muñecas humanas.

 

Yo y mi muerte hablamos como viejas amigas

porque desde que nací ha vivido a mi lado.

Fuimos compañeras de juegos y lecturas

y hemos acariciado a los mismos hombres.

Como un águila ebria desde lo alto del cielo,

sólo ella me revelaba las medidas humanas.

 

Ahora me enseñará otras medidas

que encerrada en la jaula de los seis sentidos

en vano he buscado golpeando los barrotes.

Es triste dejar a mi hija y el libro por terminar,

pero ella me consuela y riéndose me jura

que lo que se pueda salvar se salvará. 

 

 

 

Maria Luisa Spaziani

Trad. Andrés Catalán

18 de agosto de 2024

'A una mariposa', de William Wordsworth

 

Te llevo observando media hora;

en equilibrio sobre esa flor amarilla

y, ¡pequeña mariposa! Lo cierto es

que no sé si estás dormida o te alimentas.

¡Qué quieta estás! ¡Ni los mares helados

están más quietos! ¡Y luego

qué gozo te espera, cuando la brisa

te encuentre entre los árboles

y a su lado te vuelva a convocar!

 

 

Esta parcela de huertos es toda nuestra;

los árboles son míos, las flores de mi hermana;

descansa aquí tu alas cuando te canses;

¡alójate aquí como si fuera un santuario!

Ven cuando quieras, no temas ningún mal;

¡siéntate en una rama a nuestro lado!

Hablaremos de la luz del sol y de canciones,

y de los días de verano, cuando éramos jóvenes;

los dulces días de la infancia, que eran tan largos

como ahora lo son una veintena.

 

**

 

¡Quédate junto a mí! ¡No emprendas vuelo!

¡Mantente un poco más a la vista!

¡Tenemos tantas cosas de que hablar,

historiadora de mi infancia!

Revolotea cerca de mí; ¡no partas todavía!

Las épocas pasadas reviven en ti:

¡tú me las devuelves, criatura alegre!

¡Una imagen solemne para mi corazón,

la familia de mi padre!

 

¡Ay! Gratos, gratos fueron los días,

las horas, cuando, en nuestros juegos infantiles,

mi hermana Emmeline y yo

juntos perseguíamos a las mariposas.

Yo como un cazador me abalanzaba

sobre la presa: con saltos y brincos

la seguía de la rama a los arbustos;

pero ella, Dios la bendiga, temía

quitarle el polvo de las alas.


Trad. Andrés Catalán