11 de diciembre de 2024

'La Quimera', de Dino Campana

LA QUIMERA

 

No sé si entre rocas tu pálido

rostro se me apareció, o si sonrisa

de desconocidas lejanías

fuiste, la gacha ebúrnea

frente refulgente oh joven

hermana de la Gioconda:

oh de las primaveras

apagadas, por tu mítica palidez

oh Reina oh Reina adolescente:

pero por tu desconocido poema

de voluptuosidad y de dolor

música niña exangüe,

marcado por una línea de sangre

en el círculo de los labios sinuosos,

Reina de la melodía:

pero por la virgen cabeza

reclinada, yo poeta nocturno

velé las vívidas estrellas en los piélagos del cielo,

yo por tu dulce misterio

yo por tu devenir taciturno.

No sé si la pálida llama

fue de los cabellos el vivo

signo de su palidez,

no sé si fue un dulce vapor,

dulce sobre mi pena,

sonrisa de un rostro nocturno:

miro las blancas rocas las mudas fuentes de los vientos

y la inmovilidad de los firmamentos

y los arroyos crecidos que pasan sollozando

y las sombras de las obras humanas curvadas allí sobre las álgidas lomas

y todavía por tiernos cielos corren lejanas sombras claras

y todavía te llamo todavía te llamo Quimera.

 

(Traducción de Andrés Catalán y María Bastianes)