Joven es el tiempo
Surcan el aire las golondrinas
y no se agrietan los cielos
refleja el lago las nubes
y el agua no se enturbia
Nosotros fugazmente turbamos
con nuestro paso el tiempo
y pronto recobra la esfera
su claridad e igual regresa
**
Cada otoño rememora la frescura
marchita de las muertas primaveras
Se refleja en la paz de las noches
de las mañanas la cándida belleza
Así la melancolía de la juventud
transforma el tiempo en sutil placer
**
Joven es el tiempo
Como un muchacho
cae cada noche soñoliento y cansado
y nosotros vemos languidecer el cielo
a lo lejos, tras oscuros arcos de hojas
Se despierta feliz
mientras intacta
sobre los absortos jardines y sobre las casas
surge de entre las negras sombras la mañana
**
Se asientan los pensamientos de piedra
alrededor, en el cuarto vacío
y siguen asentándose
cuando, levantándose por la mañana
los sueños como grandes pájaros
despliegan las perezosas alas
golpeándolas contra los muros y desaparecen
por la ventana abierta
**
Para algunos
vivir es igual a dormir
visitado por sueños
para otros es un largo insomnio
y tiene como consuelo las voces
esa que dice las horas desde lo profundo
esperando su tiempo justo
o el galope desesperado
que se apresura a aparecer de la nada
o, lejos como una incierta amenaza
el zumbido apagado
de la primera tormenta de otoño
**
Están a este lado de las palabras
las voces
Si cruje con su vieja cadena
el pozo prisionero
o es la endecha de la bestia que llora
atada a su pasto eterno
o si abarca las noches
los rediles fatuos de luciérnagas el silencio
o el resuello de la trilladora
**
A través del furor
a través de la lluvia que chisporrotea
alrededor de la casa
como una selva que arde
de los lejanos cielos olvidados
desciende como un agua pura
casi una melodía
**
En un coloquio de viento
y de remota
luna y hogueras de gitanos
no encuentro
más que el fiel silencio
y sobre el mudo
rastro de los montes
la luz inmemorial del cielo
**
El pedregal resulta suave bajo la luna
En los horizontes enternecidos un vago
espacio velado de ásperas selvas oscurece
Imprudente es el paso
que las serenas y ya muertas apariencias
va cambiando
Quieto estaba el corazón como un lago: en el muro
de sombra se estremece si cae de los huertos
remotos el tañido de un hacha
**
Como la luna roja y procelosa
se pone antes del alba y el día nace
turbio y cansado ya como un atardecer
y después en el día lento el sol desciende
envuelto en pálida neblina
y rosada como la luna es su esfera
así en un blando crepúsculo descansa
siempre igual la vida que ya tuvo
en la trágica mañana su atardecer
**
Parecido a una flor el cielo
desde los bordes bermejos yace
ligero sobre la tierra oscura
Como una flor caída
lentamente marchita
su sereno color
poco a poco oscurece
Cuelga en el cielo profundo
estambres de oro la luna
**
Octubre como un vino dulce
disuelve en agotada embriaguez
la oscura fiebre que nos quema
Con dedos lánguidos el sol
escurre en la roja penumbra
la miel de las lentas horas
Pero un raudo tiempo ya viene
con el paso ligero del viento
frágil sobre las hojas secas
**
El otoño es un rey que da la última fiesta
Desteñidos están los tapices y ya gastados
los bellos brocados, débil es el centelleo
de los oros
¿pero qué importa?
puesto que ya dio el rey a todos lo suyo
distribuyó los frutos y las simientes
y con esta riqueza ahora se deleita:
Nada será guardado
en solitario
recogimiento y en pobreza a la muerte
quiere esperar el rey
**
Invierno, lenta
estación
La única verdadera:
las otras, floridas, un sueño
**
Ni el tulipán frío
ni las cerúleas barbas
de la glicinia
ni el blanco de mayólica
de la flor de la magnolia
sino el relámpago que estalla
de golpe
entre nube y nube
esta es la señal
fulgor o flor — abierta
en el lúcido abandono
de un instante
**
Es lo que vio el viento
Encorvado sobre el lago inmóvil
con ojo bizco y lívido un golpear
montañas con la espada erizada de relámpagos
y la selva de los rostros que otro viento
golpea, y oscuro el correr de un río
y el temblor menudo de finas
hierbas infinitas, y los árboles pálidos
de miedo y locura
Agitan los acordes repetidos
la multitud jadeante por otro viento
**
En la casa grande al extremo del prado
se levantaban los cantos de las locas
al principio dulces y lentos, después sobre el llanto
monótono un desesperado grito subía
y se desataba el coro erizado y salvaje
Breve, y en el oscuro silencio renacía
después desgarrado el lamento
Entristecía los serenos campos alrededor
aquel canto e ignoraba la piedad
pero las desgracias y los males futuros
anunciaba del tiempo
**
A la primavera
Nosotros te habíamos invocado
impacientes de nuestras cadenas
pero al surgir los primeros verdes
como islas de felicidad al fondo
de un inmemorial océano
tuvimos miedo:
estamos aferrados a nuestras leyes
estamos a salvo en el refugio
de nuestras antiguas defensas
Pero ya con la urgencia de la sangre
verde crecen las hojas
después se verterán los aromas
y los colores
Todo el oriente
tierno de placeres y de engaños
rebosará sobre el severo occidente
**
¿Por qué escuchamos estas notas conmovedoras
cuando es más dulce el aire
y hechizado está el jardín?
¿Por qué no se abren los cofres de cristal
cuando la tierra es pobre?
Dulzura se suma solo a dulzura
y la desnudez es más desnuda
en el solitario abandono
**
No vi más que un río
fluir entre orillas de nieve
Fluía implacable y mudo
llevaba consigo su muerte
**
Será un torbellino silencioso
el que nos llevará
Inútil pompa
el rugido fúnebre de los truenos
eco de batallas perdidas
hace mucho tiempo
(Trad. Andrés Catalán)
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