La anguila y el pozo
Antiguamente tenían en Escania una costumbre:
arrojaban las pequeñas anguilas del mar
a las negras profundidades de los pozos.
Estas anguilas luego quedaban de por vida
atrapadas en los pozos oscuros y profundos.
Mantienen muy limpia el agua, cristalina.
Cuando en ocasiones la anguila del pozo surge,
blanca, espantosamente grande, atrapada en el balde,
ciega, enroscándose y desenroscándose
en torno a los enigmas de su cuerpo, inconsciente,
todo el mundo se apresura a sumergirla de nuevo.
A menudo me siento como si estuviera
no solo en el lugar de la anguila del pozo
sino en el del pozo y la anguila al mismo tiempo.
Encerrado en mí mismo, pero este yo mismo
es ya otra cosa. Ahí es donde existo.
Y lo dejo muy limpio con mi serpenteante,
fangosa presencia de vientre blanco en la oscuridad.
CITYWIDE GARAGE SALE, AUSTIN (TEXAS) 1998
Monedas y billetes antiguos
incluso uno de un dólar de 1810
expedido por el Mechanical Bank de Saint Louis
una simpática jarra de cerveza de nariz roja
una medalla del cuerpo voluntario de bomberos de Lubbock
al mérito destacado
una cartilla de trabajo, expedida por el Tercer Reich
a Werner Hoffmann a sus 16 años
aprendiz de imprenta
un ejemplar plastificado de la revista Look
con Marilyn Monroe en portada
dos cepillos de carpintero muy antiguos
de factura claramente casera,
marrones y algo desgastados
con olor a tantos largos días
pasados en terrenos de cabras y matorrales.
Me pregunto: ¿cómo moriría Werner Hoffmann?
LA NIÑA
Un día la vida decide
sonreírte amable como una niña
de repente en la otra orilla del arroyo
y preguntarte
(con actitud desafiante)
¿pero cómo has ido a parar Tú ahí?
GYMNASIUM
No fueron más que cuatro cortos inviernos.
Con Thomas Mann y Hesse,
y la gramática griega.
Y el cine Skandia.
Ahora pasan volando igual que antes.
Pero por entonces
todo era tan grande, duraba tanto,
que parecía media vida.
Se oxidaban los candados de las bicis.
El interior de esos candados oxidados:
uno de esos lugares
que no examinamos
con suficiente atención.
LA SALA DE DIBUJO
La habitación en sí tenía un olor a tiza
y a madera pesada, seca.
Generaciones enteras habían cincelado las mesas
de forma que los sistemas de letras
se cruzaban unos con otros
como en alguna pieza sumeria
o por qué no babilónica
de arqueología.
Dioses olvidados con orejas de perro
y adustos rostros de madera
brotaban espontáneamente de las vetas.
Sobre el papel, sin embargo, solo las precisas
figuras y ángulos del dibujo lineal,
tan finas que podrías cortarte con ellas.
Y este habría de ser el lugar donde habitara el arte.
LOS DIOSES MENORES
Los dioses mayores, un Baal, un El,
vencen a las Fuerzas del Caos en heroica batalla
(o eso creen)
y después con cuidado erigen su castillo
en la cima más alta que logran encontrar.
Y luego muy satisfechos toman allí asiento
y miran cómo sube el humo, más o menos recto,
desde fraguas, crematorios y cafeteras.
Los dioses menores, la gente pequeña,
lares, gnomos y sabios de piel gris,
escarban bajo las raíces otoñales de la vieja ceniza
y envían extrañísimos hongos
hacia la luz del día. Son dioses perezosos y lánguidos.
Pero algo también habrían querido decir.
EL SILENCIO DEL MUNDO ANTERIOR A BACH
Debió de existir un mundo anterior
a la Sonata a trío en Re, un mundo anterior a la Partita en La menor
¿pero cómo habrá sido ese mundo?
Una Europa de amplios espacios en blanco y sin ecos
colmada de inadvertidos instrumentos
en donde La ofrenda musical y El clave bien temperado
nunca se han deslizado por las teclas.
Iglesias aisladas
donde la voz soprano de la Pasión nunca
se ha enroscado con el corazón indefenso
en torno a los dulces movimientos de la flauta,
amplios y cálidos paisajes
donde solo se oyen las hachas de viejos leñadores,
el fresco ladrido de los robustos perros en invierno
y –como una campana– los patines que muerden el hielo transparente;
las golondrinas que trinan en el aire estival
la caracola que susurra al oído del niño
y sin rastro de Bach, sin rastro de Bach
solo un silencio de patines en el mundo anterior a Bach
(Traducción, Neila García y Andrés Catalán)
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