10 de octubre de 2014

e. e. cummings y la pintura



DE CARA A UNA EXPOSICIÓN: II (1945)

[cummings elabora una entrevista imaginaria en la que establece una conexión entre su pintura y su poesía]

¿Por qué pinta?
Por exactamente la misma razón que respiro.
Esa no es una respuesta.
No hay ninguna respuesta.
¿Desde cuándo no ha habido una respuesta?
Desde que soy capaz de recordar.
¿Y desde cuándo escribe?
Desde que soy capaz de recordar.
Me refiero a poesía.
Yo también.
Dígame, ¿no interfiere su pintura con su escritura?
Todo lo contrario: se aman sinceramente una a la otra.
Son muy diferentes.
Mucho: una es pintura y la otra es escritura.
Pero sus poemas son bastante difíciles de entender, mientras que sus pinturas son muy fáciles.
¿Fáciles?
Por supuesto—pinta flores y muchachas y atardeceres; cosas que entiende cualquiera.
Nunca le he conocido.
¿A quién?
A cualquiera.
¿Alguna vez ha oído hablar de pintura no figurativa?
Lo soy.
¿Perdone?
Soy pintor, y la pintura es no figurativa.
No toda la pintura.
No: la pintura de brocha gorda es figurativa.
¿Y qué se figura un pintor de brocha gorda?
Diez dólares la hora.
En otras palabras, no quiere hablar en serio—
Hace falta dos para hablar en serio.
Bueno déjeme ver... ah sí, una pregunta más: ¿en dónde vivirá cuando termine esta guerra?
En China; como de costumbre.
¿China?
Por supuesto.
¿En qué lugar de China?
En donde un pintor es un poeta.

(e. e. cummings, A Miscellany Revised, New York, 
               October House, 1965, pp. 316-17)
(Traducción, A. Catalán) 




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