Me traslado de una habitación a otra. Soy
el que nunca te mira para que lo contemples.
Yo soy el que te sueña y no esos otros
que desde la butaca alcanzan
—qué fácil
mirar desde la sombra—a disfrutar sin miedo
de tus gestos. Yo soy el asesino, el que
por que lo mires ha enterrado los símbolos
de su amor junto a un perro.
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