PERPENDICULAR
Habría sido un buen sendero para que se cruzara un lagarto
pero no vi ninguno. Zarzas y escaramujos crecían
del lado de la ciudad, amapolas y hierbas silvestres junto
al río.
Caluroso en exceso para los pájaros, los patos sí estaban,
en el agua
y el cieno, y las ranas sí estaban, a cientos, pareciera,
diciendo
Paso, Paso, con su voz más grave. Era hermoso
pero he visto la belleza y su contrario tan a menudo
que cuando el calor me acarició la piel recordé el
invierno,
igual que una pena reciente te desarma cuando te despiertas del todo.
Cuando cumplió dos, le pregunté a mi joven amiga
qué serviría en su fiesta de cumpleaños y me respondió
tofu y cupcakes. Cuando tenía tres y yo estaba muy triste
me llamó y me dijo ¿Qué estás haciendo? ¿Coges flores?
Hablaba con poemas como si estuviera soñando todo el tiempo
o fuera muy vieja o Virginia Woolf. Más a menudo en el
primer mundo
uno se despierta de
y no en una pesadilla. Cuando soñé que
perdía
a mi amor me obligué a despertarme por que no iba
a sobrevivir al dolor otra vez, incluso en sueños. ¿Quién es
el responsable
de semejante clemencia, Doktor, el consciente o el inconsciente? Quiero
coger las amapolas y quiero dejar las amapolas tranquilas donde
crecen.
Como mirar a través de la ventana de un tren en movimiento
a alguien que recorre una carretera bordeada de chopos
y ser alguien que recorre una carretera bordeada de chopos.
El tren y los árboles, una lluvia de pétalos y abejas,
el sol sobre el cristal y el tren perpendicular a la carretera.
Cosas que llegan únicamente por sí solas en las oscuras
sombras dobles de la hierba y los transeúntes.
(Kathy Fagan, en el número de enero de 2015 de la revista Poetry)
(Traducción de A. Catalán)
No hay comentarios:
Publicar un comentario