LUCHA
EN LA PRADERA
Se abre el telón: es un día de verano. Una vaca
en una verde colina observa cómo un toro se dedica a embestir un viejo avión en
una pradera. El toro perfora la estructura del avión con los cuernos...
De
repente el motor del avión arranca; la pradera es toda humo azul oscuro...
El
avión se da la vuelta y se enfrenta al toro que embiste.
Al
acercarse el toro la hélice le corta el extremo del hocico. Los ollares
sanguinolentos, con un anillo atravesándolos, son lanzados a la hierba junto
con un destrozado florecimiento de dientes.
El
toro, la sangre rezumando del muñón de la cara, retrocede, y embiste de nuevo.
Esta vez la hélice atrapa al toro tras su mandíbula inferior y envía la cabeza
a un árbol.
El
toro sin cabeza retrocede una vez más, y embiste de nuevo. La hélice golpea al
toro sin cabeza, cortando el cuerpo en un gran halo de sangre, hasta que
solamente las patas traseras quedan en pie. Estas huyen ampliamente a través de
la pradera haciendo ochos y zigzagueando, hasta que al fin se encuentran de
nuevo con el avión. Según se acercan corriendo la hélice las parte de un golpe.
Las
piernas, una con el rabo aún unido a ella, la otra conservando de alguna manera
tanto el recto como los testículos, se escabullen en direcciones opuestas.
El
avión les da la espalda; el motor se detiene.
Las
sombras de repente se perciben más alargadas.
La
vaca que observaba empieza a agacharse...
LAS ANDANZAS DE UNA TORTUGA
La
tortuga lleva a cuestas su casa. Es tanto la casa misma como la inquilina de
esa casa.
Pero
en realidad, bajo la concha hay una pequeña habitación en donde la verdadera
tortuga, en calzoncillos largos, se sienta a una mesita. A un extremo de la
habitación una serie de palancas salen de unas ranuras en el suelo, como los controles
de una excavadora. Es con estas con las que la tortuga controla las patas de su
casa.
La
mayor parte del tiempo la tortuga se sienta bajo el techo inclinado de su
habitación de tortuga a leer catálogos en la mesita en la que arde una vela. Se
apoya en un codo, y luego en el otro. Cruza una pierna, y luego la otra.
Finalmente bosteza y entierra la cabeza bajo un brazo y se duerme.
Si
siente que un niño ha agarrado su casa rápidamente apaga la vela y corre a las
palancas de control y activa las patas de su casa y trata de escapar.
Si
no logra escapar repliega las patas y retrae la así llamada cabeza y espera.
Sabe que los niños son descuidados, y que se presentará un momento en que será
libre de trasladar su casa hasta algún lugar apartado, donde volverá a encender
la vela, sacará sus catálogos y leerá hasta que al final bostece. Después
enterrará la cabeza bajo el brazo y se dormirá... Esto es, hasta que otro niño
coja su casa...
CONSIDEREMOS
Consideremos
el granjero que hace de su sombrero de paja su novia; o la anciana que hace de
la lámpara de pie su hijo; o la joven que se impone a sí misma la tarea de
sacar raspando su propia sombra de una pared...
Consideremos
la anciana que se calzó unas lenguas ahumadas de vaca por zapatos y recorrió
una pradera recogiendo boñigas de vaca en su delantal; o el espejo oscurecido
con el tiempo al que entregaron a un hombre ciego que se pasó las noches
mirándolo, lo que entristecía a su madre, que su hijo estuviera tan ensimismado
en su propia vanidad...
Consideremos
el hombre que se frió unas rosas para cenar, cuya cocina olía como un jardín de
rosas en llamas; o el hombre que se disfrazó de polilla y se comió el abrigo, y
de postre se sirvió un helado de sombrero...
CONTAR
OVEJAS
Un científico tiene un tubo de
ensayo lleno de ovejas. Se pregunta si debería tratar de reducir para ellas una
pradera.
Son como granos de arroz.
Se pregunta si es posible reducir
algo hasta que deje de existir.
Se pregunta si las ovejas serán
conscientes de su pequeñez, si tendrán algún sentido de la escala. Quizá crean
que el tubo de ensayo es un establo de vidrio...
Se pregunta qué debería hacer con
ellas; sin duda tienen menos carne y lana que las ovejas corrientes. ¿Habrá
hecho decrecer su valor comercial?
Se pregunta si podrían usarse como
sustitutos del arroz, una especie de arroz lanoso...
Se pregunta si no debería de
restregarlas entre los dedos hasta convertirlas en una pasta roja.
Se pregunta si estarán
reproduciéndose, o si alguna de ellas habrá muerto.
Las coloca bajo un microscopio, y se
queda dormido contándolas.
EL
OTOÑO
Érase
un hombre que encontró dos hojas y entró en casa sujetándolas con los brazos
extendidos diciéndole a sus padres que era un árbol.
A
lo que ellos respondieron sal al jardín y no crezcas en el cuarto de estar
porque tus raíces podrían echar a perder la alfombra.
Les
dijo estaba haciendo el tonto no soy un árbol y dejó caer las hojas.
Pero
sus padres dijeron anda mira estamos en otoño.
SIMIO
No
te has terminado tu simio, le dijo madre a padre, que tenía pelo de mono y
sangre en las barbas.
Suficiente
mono, gritó padre.
No
te comiste las manos, y me tomé la molestia de hacer aritos de cebolla para los
dedos, dijo madre.
Picaré
un poquito de su frente, y después será suficiente, dijo padre.
Le
he rellenado la nariz con ajo, tal y como te gusta, dijo madre.
¿Por
qué no haces que el carnicero te trocee estos simios? Lo pones entero en la
mesa cada noche; el mismo cráneo fracturado, la misma piel chamuscada, como
alguien que hubiera muerto horriblemente. Esto no son cenas, son disecciones
post-mortem.
Prueba
un pedacito de encía, le he rellenado la boca de pan, dijo madre.
Agh,
parece una boca llena de vómito. ¿Cómo voy a hincarle el diente a la mejilla
con el pan derramándosele de la boca? gritó padre.
Parte
una de las orejas, están tan crujientes, dijo madre.
Daría
lo que fuera por que les pusieras calzoncillos a estos simios; aunque fuera un
suspensorio, aulló padre.
Padre,
cómo te atreves a insinuar que veo al simio como algo más que simple carne,
aulló madre.
Bueno,
¿qué hay de esa cinta atada en un lazo en sus partes nobles? aulló padre.
¿Estás
diciendo que estoy enamorada de esta criatura inmunda? ¿que rendiría mi
abertura de mujer a esta bestia? ¿Que después de que hubiéramos hecho el amor
en el suelo de la cocina lo metería en el horno, tras romperle la cabeza con
una sartén; y que se lo serviría después a mi marido, para que mi marido se
comiera las pruebas de mi infidelidad...?
Solo
digo que estoy jodidamente harto de cenar simio cada noche, gritó padre.
UNA
REPRESENTACIÓN EN EL TEATRO DE LOS PUERCOS
Había
una vez un teatro de los puercos en el que los puercos actuaban como hombres,
si los hombres hubieran sido puercos.
Un
puerco dijo: seré un puerco en un campo que ha encontrado un ratón que está
siendo devorado por el mismo puerco que está en el campo y que ha encontrado al
ratón, el cual estoy representando como parte de mi contribución al arte de la
actuación.
Oh
seamos puercos sin más, gritó un viejo puerco.
Y
así los puercos salieron en tropel del teatro gritando, solo puercos, solo
puercos...
UN DESAYUNO HISTÓRICO
Un
hombre se está acercando una taza de café al rostro, inclinándola hacia su
boca. Es histórico, piensa. Se rasca la cabeza: otro suceso histórico.
Realmente debería descansar, está haciendo un tremendo montón de historia esta
mañana.
Ay
Dios, ahora está untando mantequilla en la tostada, otro pedazo de historia se
está forjando.
Se
pregunta por qué habrá recaído en él lo de ser tan histórico. Probablemente los
demás simplemente no estén a la altura, piensa, es, después de todo, un
talento.
Se
le ocurre que uno de sus cordones necesita que lo aten. En fin, otro importante
suceso histórico está a punto de tener lugar. Sencillamente no puede evitarlo.
¿Quizá esté comprometiendo un área demasiado grande de la historia? Pero tiene
que vivir, ¿no? Las tostadas necesitan mantequilla y uno no puede ir por ahí
con uno de sus cordones necesitando ser atado, ¿no?
No
hay ninguna duda, cuando escriban acerca de todo el siglo XX este tratará sobre
todo de él. No hay más tu tía. Ah, he ahí la frase que será citada durante los
siglos que vendrán.
¿Cohibido?
Un poco; como no iba a estarlo con todos esos aún no nacidos ojos del futuro observándolo?
Oh
oh, percibe otro suceso histórico aproximándose... Ah, aquí está, una taza de
café acercándose a su rostro desde el extremo de su brazo. Si tan solo fueran
capaces de grabarlo en video, qué importancia tendría para el futuro. Ups, se
lo ha tirado todo por el regazo. Uno de esos accidentes históricos que
ejercerán su influencia los próximos mil años; impredecible, y realmente
bastante molesto... Pero la historia no es cosa fácil, piensa...
PADRE PADRE, ¿QUÉ ES LO QUE HAS HECHO?
Un hombre sentado a horcajadas en lo
alto de su tejado grita, arre. La casa se levanta sobre el porche trasero y
todos los ladrillos se desmoronan y la casa se derrumba sobre el suelo.
Su
mujer grita desde los escombros, padre padre, ¿qué es lo que has hecho?
(Traducción de Andrés Catalán)